Ruta Ornitológica
El litoral granadino tiene una extensión de más de 60 kilómetros, de los cuales casi 40 corresponden a playas, calas, valles y ensenadas, y el resto a acantilados. Por ello, el relieve se caracteriza por una alternancia de zonas rocosas con fuertes pendientes que llegan directamente al mar, originando los acantilados y estrechos llanos que constituyen las playas.
Estos lugares ofrecen un gran número de posibilidades para la fauna, tanto de refugio como de alimento durante las distintas épocas del año, y por ello sirven como lugar de nidificación de todo tipo de aves e incluso rapaces, posadero de grandes especies durante pasos migratorios o zonas de alimentación para las medianas.
Aves marinas en los acantilados, nocturnas en los valles e incluso exóticas de origen africano o procedentes de fugas de propiedades particulares y parques ornitológicos pueden observarse en distintos puntos de la Costa Tropical. Entre los lugares para su avistamiento destacan el mirador de Cerro Gordo, los acantilados de La Caleta, el Tajo de Salobreña, Punta del Río, el valle de Salobreña, el Tajo de los Vados, los acantilados de Calahonda, la Charca de Suárez en Motril y el Parque Ornitológico Loro Sexi en Almuñécar.
En Salobreña existe un itinerario por los lugares más frecuentados por diversas especies, tales como rupícolas que anidan en los acantilados y en el Tajo del Gambullón, así como aves marinas, rapaces o paseriformes, entre otras. Los cernícalos, lechuzas y aviones roqueros anidan en el Tajo de Salobreña; fochas, martín pescador, lavanderas y muchas otras se pueden observar en el entorno de la desembocadura del río Guadalfeo; en el valle de Salobreña abundan el ruiseñor molinero, abubillas, garcillas o el gorrión molinero, entre otros; las zonas de roca en las montañas son lugares ideales para observar rapaces como el águila perdicera, el búho real o el majestuoso halcón peregrino; y junto al mar y en los acantilados de La Caleta es fácil encontrar andarríos, charranes, cormoranes, alcatraces o distintas especies de gaviotas.
Observa las especies más habituales en nuestro ecosistema y reconócelas.
Más información en www.seo.org.
Desde La Caleta, tomamos el camino hacia la plaza del Lavadero. Siguiendo la línea de costa, un pequeño sendero nos lleva por la zona de acantilados y en solo unos minutos nos encontramos en la cala del Caletón, desde la que un agradable camino nos lleva a la cima del acantilado. En esa zona podemos observar al jilguero (Carduelis carduelis), avión roquero (ptyonoprogne rupestris), zarapito trinador (Numenius phaeopus), ostrero euroasiático (Haematopus ostralegus), garceta común (egretta garzetta) o andarríos chico (Actitis hypoleucos). Próximo al acantilado será fácil ver gaviota patiamarilla (larus cachinnans), gaviota reidora (larus ridibundus), cormorán grande, (phalacrocorax Carbo), alcatraz (morus bassanus), curruca cabecinegra (sylvia melanocephala) y charrán patinegro (Sterna sandvicensis).
Punta del Río
El punto de partida será la Casa de la Cultura de Salobreña. Tomamos el camino que se inicia entre el supermercado y el parque La Fuente, que nos introducirá en la primera parte de nuestro recorrido a través de la vega de Salobreña, hasta llegar a la zona del río. A partir de aquí, aguas abajo descenderemos hasta casi su desembocadura, iniciando el tramo litoral de nuestro recorrido. Una zona palustre cubierta densamente por cañaverales, aneales, juncos y tarajes sirve de refugio a una variada fauna entre la que resaltan numerosas especies de aves, tanto de presencia estacional como residentes. Destacan el chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus), catalogado como vulnerable y que anida solo en las playas, así como aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus), martín pescador (Alcedo atthis), lavandera (Motacilla spp.), cogujada común (Galerida cristata), focha común (Fulica atra), chorlitejo chico (Charadrius dubius), gallineta (Gallinula chloropus) y garcilla bueyera (Bubulcus ibis). En el tramo bajo del río Guadalfeo podemos encontrar al ánade azulón (Anas platyrhinchos) y la cigüeñuela (Himantopus himantopus), ocasionalmente. Entre las paseriformes es habitual localizar entre los cañaverales el carricero común (Acrocephalus arundinaceus) y el ruiseñor (luscinia megarynchos).
Tajo del Gambullón
Desde el parque La Fuente, continuando el camino al pie de la roca sobre la que se asienta el pueblo blanco y barrio del Albaycín, observamos el Tajo. Sus casas colgadas a 98 metros sobre el mar presentan panoramas extraordinarios. Seguimos el camino que se abre subiendo para llegar hasta el paseo de las Flores, en cuya pared rocosa anidan el cernícalo (falco tinnunculus), el mochuelo europeo (athene noctua) o el roquero solitario (monticolla solitarius) con su color azul intenso. Se pueden observar asimismo la lechuza común (tyto alba), el avión roquero (ptyonoprogne rupestre), la paloma bravía (columba livia), la golondrina (hirundo rustica), el curruca cabecinegra (sylvia melanocephala), la lavandera cascadeña (motacilla cinerea), el avión zapador (riparia riparia) o el halcón peregrino (falco peregrinus).
Valles de Salobreña y Lobres
Pasado el complejo polideportivo municipal se inicia una red de caminos que nos llevan hasta Lobres y que atraviesan el valle. Separando las sierras del Chaparral al oeste y de Escalate al nordeste se encuentra el Tajo de los Vados, por donde transcurre encajonado el cauce del río Guadalfeo, colector de las aguas y nieves de la vertiente sur de Sierra Nevada. La riqueza ambiental del valle lo convierte en ecosistema ideal para las aves. En este espacio podremos observar ejemplares de mirlo (Turdus merula), jilguero (Carduelis carduelis), ruiseñor (Luscinia megarhynchos), halcón peregrino (Falco peregrinus), vencejo real (Tachymarptis melba), abubilla (Upupa epops), garcilla (Bulbucus ibis), gorrión molinero (Passer domesticus), bengalí rojo (Amandava amandava), golondrina dáurica (Cecropis daurica), pardela cenicienta (Calonectris diomedea), lavandera boyera (Motacilla flava), petirrojo (Erithacus rubecula) o verdecillo (Serinus serinus). En las zonas rocosas del Tajo de los Vados se puede observar el águila perdicera (Hieraaetus fasciatus), el búho real (Bubo bubo), el halcón peregrino (Falco peregrinus) y el vencejo real (Tachymarptis melba). Otra especie habitual en esta zona es la golondrina dáurica (Cecropis daurica), que está presente y ligada a zonas de túneles grandes y cortijos abandonados.
Otros lugares de Interés para el avistamiento de aves: